Como en Medellín no contaba con una escuela de arquitectura, el Arquitecto Goovaerts planteó que en el último semestre de Ingeniería los alumnos realizaran una práctica en oficinas de arquitectos, para suplir así la carencia de personas adiestradas en dicho oficio en la ciudad.

Igualmente le encargaron varias iglesias, interiores de éstas o remodelaciones; por ejemplo, a su autoría completa pertenece la del Sagrado Corazón de Jesús, en el barrio Guayaquil, la cual a sido fue declarada Monumento Nacional.

Cardenal Mercier en Lovaina, y otros. En 1934 le delegaron la dirección del Palacio de la Vía Católica en la Exposición Universal de 1935 en Bruselas.

Además, llevó a cabo la redacción y diagramación de Ediciones Servir, órgano de prensa que manejaba distintos temas turísticos y técnicos, actividad en la que utilizó sus conocimientos como diseñador y en la que le fue muy bien.

En Antioquia se le generaba la oportunidad que todo profesional desea para comenzar y desarrollar sus búsquedas. Se puede suponer que se debatió entre dos tendencias; una muy tradicional, ortodoxa y académica, y otra que intentaba plasmar una posición orientada con las vanguardias, especialmente del art nouveau o modernismo.

La primera se plasmó más en los edificios públicos y la segunda en su obra para personas particulares.

Es una de las edificaciones más destacadas de la arquitectura colombiana y la mejor obtenida dentro del modelo modernista. Tenía dispuesto en las fachadas varios elementos que remiten a la Casa del Pueblo (1897-1900), ejecutada por Victor Horta en Bruselas, aunque la composición volumétrica tiene una clara influencia del edificio de la Bolsa de Amsterdam (1897-1903), de Beurs van Berlage.

En su época, el Junín fue el séptimo teatro más grande del mundo, y el de mayor capacidad en Colombia, con sus cerca de 3.500 localidades.

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