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También conocidas como “cervezas trapenses”, estas bebidas que son elaboradas como las de abadía, reciben esta denominación al ser creadas en monasterios trapenses, aunque en la actualidad sólo 7 de los 171 establecimientos de este tipo continúan con esta tradición milenaria, siendo que uno de ellos se encuentra en realidad ya en el territorio de los Países Bajos, cruzando la frontera.

Hay que destacar además que, por lo general, estas cervezas suelen ser turbias, de muy alta fermentación y deben ser preparadas respetando los criterios definidos por la asociación Trapista Internacional. Sólo en esos casos, al adquirirlas, notaremos que cuentan con el típico logo “Authentic trappist product”, que emite esta asociación privada.

Por otro lado, y para saber más acerca de la historia de esta bebida tan particular de Bélgica, vale resaltar que la orden Trapenses tiene su origen en el monasterio Cisterciense de La Trappe, en Francia. Sin embargo, en aquellos momentos entre todas las reglas estrictas que regían los monasterios, curiosamente había una que rezaba que únicamente podía beberse agua.

Pero con el tiempo, y en el siglo XIX, la cerveza fue elaborada en monasterios franceses siguendo la Estricta Observación, siendo posteriormente introducida en los monasterios belgas. Los trapenses, como muchas otros religiosos, elaboraban cerveza para poder sufragar su labor. Lamentablemente, muchos de estos recintos productores fueron destruidos en la Revolución Francesa y en las Guerras Mundiales.

Vía: De Cervezas
Imagen: Viajar en la Fotografía

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