Ubicada sobre la espectacular plaza Burg, en la ciudad de Brujas, la Basílica de la Santa Sangre es considerada una de las más bonitas y hermosas de Bélgica. En primer término, se debe destacar al respecto, que aunque no se sepa demasiado, en realidad se trata de una doble capilla superpuesta, que cuenta en su parte inferior con la iglesia románica de San Basilio, de 1143, y por sobre ésta, la basílica propiamente dicha, basada en una construcción gótica de los siglos XV y XVI.
Ya cuanto los turistas se acercan a este sitio, se encuentran en el primer piso del mismo, y de cara al edificio, con algunas de las más impresionantes fachadas que existen en toda Europa, y que los residentes locales conocen con el nombre de “Steeghere”. La historia atraviesa transversalmente estos muros, que fueron demolidos a causa de la Revolución Francesa, y restaurados posteriormente.
Pero el nombre de la Basílica, que es el punto inicial desde donde la misma se distingue de otras, tiene que ver con la denominada “reliquia de la Sangre”, que se halla en conservación dentro de una botella de cristal de roca que data de los siglos XI o XII. La historia cuenta que nunca fue abierta, y aunque la historia de la Biblia nunca habla de guardar la sangre de Cristo, el contenido místico de esta sangre ha traspasado fronteras.
Incluso, los científicos afirman que fue Diederik van der Elzas quien llevó hasta allí la reliquia que contiene la Sangre de Cristo. Se estima que la misma se encuentra en Brujas aproximadamente desde el año 1250, y suele ser protagonista de la denominada “Procesión de la Santa Sangre”, que se lleva a cabo todos los meses de mayo en el centro de la ciudad, cuando los ciudadanos se visten con trajes históricos y escenifican varias escenas bíblicas en el camino a la Basílica.
Vía: Ser Turista
Imagen: Escapadas a Europa