Con la crisis eclesiástica de Bélgica, hasta los políticos buscan al Papa Benedicto XVI para que ayude a poner fin a la crisis de abusos sexuales que ha paralizado a la Iglesia Católica local.
Hace pocos días, se pedía castigar al ex obispo Roger Vangheluwe, en Brujas, quien termino disculpándose por sus abusos, aunque ya tuvo su caída de la Iglesia el año pasado. Hasta los obispos denunciaron a este ex obispo, y el prelado, termino admitiendo que abuso de su sobrino, pero solo este mes el Vaticano tomara una acción punitiva.
Lo que nadie sabe, es qué decisión tomará el Papa Benedicto XVI, que es el único que tiene la última palabra sobre el destino de Vangheluwe. El ha renunciado a penas severas en otros casos de obispos involucrados en el mismo tipo de abuso en Europa como en Estados Unidos.
La justicia belga no puede intervenir, porque los casos de abuso que admite el ex obispo, ocurrieron antes que entrara en vigencia un estatuto legal que les impedía impugnar a la iglesia y al por lo que se ve el estatuto no es retroactivo. Por otra parte, la Iglesia no tiene ninguna disposición en destituir a un obispo, aunque el Vaticano lo ha hecho en casos excepcionales.
El ex obispo Vangheluwe, había estado escondido en Bélgica desde que renuncio, trasladándose a un monasterio francés hace varias semanas por orden del Vaticano, para hacerse un tratamiento espiritual y psicológico, mientras Roma decide su castigo.
Hay obispos que han tenido el descaro de bajar el perfil a los abusos que cometen otros de su cofradía, calificándolos de juegos, pero los belgas no dejan de indignarse con estos pedófilos que vienen actuando desde hace décadas impunemente. Después de la renuncia del obispo abusador, ya se han reportado unos 500 casos más, y se están investigando 13 suicidios, producidos porque la Iglesia ignoró sus quejas.
Yo creo que los que apoyan a estos abusadores, algo tienen que esconder detrás de su sotana. Vaya a saber uno que tipo de orgias practicaban a nuestras espaldas, cuando nadie los ve ni escucha.