Una de las comidas más tradicionales de Bélgica, como no podía ser de otra forma, tiene que ver con los chocolates. En este caso se trata de los denominados “Cuberdons”, o también conocidos como “narices de chocolate”, por su peculiar forma. Los mismos, una especie de bombón, se encuentra elaborados en almíbar y de goma arábiga y originalmente eran aromatizados con frambuesa.
En cuanto a su historia, debe comentarse que la misma habla de un origen casual de esta receta. La cuestión es que a causa de una escasez de goma arábiga durante la Segunda Guerra Mundial, este plato había sido casi que olvidado, y muchos de los maestros pasteleros que retomaron su producción desde 1946 produjeron sus propias modificaciones a este alimento. Actualmente, su receta sigue siendo un misterio para todos, a excepción del grupo de especialistas que los realizan cada día.
En líneas generales, podemos decir que los bombones clásicos tienen una forma cónica, con una anchura de aproximadamente 2,5 centímetros y un peso de entre 10 y 18 gramos. A veces, por los aromatizantes, y demás, adquieren un color rojizo, y no tanto marrón chocolate. Aunque originalmente sabían a frambuesa, hoy se pueden encontrar variantes como fresa, cereza, bergamota, limón, plátano, piña, coco, mandarina, vainilla, entre otros.
Su conservación también debe ser destacada, ya que realmente es casi inexistente. Por eso, los Cuberdons se suelen comer lo más frescos posible. El problema es que a las pocas semanas de almacenado, su almíbar se endurece, al punto de que no puede ser comida. Por este motivo tampoco se exportan, así que aprovecha tu estadía para probar todos los que quieras.
Vía: On Food and Wine
Imagen: Flick River