En Bélgica, las denuncias de abuso sexual siguen creciendo al mismo ritmo que la Iglesia Católica lucha por reparar su reputación gravemente dañada.
Desde el 23 de abril de este año, un comité de investigación de denuncias de pedofilia sacerdotal ya ha recibido 270 cartas por separado. Lo más revelador es que un 90% de las denuncias implican a niños.
El 95% de los informes provienen de la región norte de Bélgica, Flandes, en donde el obispo pedófilo Roger Vangheluwe hizo servicio. Este obispo, luego de su dimisión el 23 de abril, admitió haber abusado sexualmente de un niño en la oficina de la ciudad de Brujas.
Tras la confesión, como era lógico que sucediera en un mundo troglodita, la diócesis de Brujas fue atacada con piedras y recibió muchos mensajes de correo electrónicos expresando el malestar y enojo de la población. Este diluvio de quejas aparece luego que la Iglesia de Bélgica pidiera a todas las víctimas de abusos presentar sus quejas formalmente.
Por su parte, el Papa Benedicto XVI admitió que la caída de la gracia de la Iglesia Católica provenía de los pecados que se producían dentro de la iglesia misma y no por las campañas de medios de comunicación. Este es un cambio radical del Vaticano respecto a su anterior postura, que era victimizarse con los medios de comunicación, eludiendo toda culpa. Al menos ahora el Papa promete que los sacerdotes criminales deben ser llevados ante la justicia.
Con todo esto, aun luego de admitirse los delitos, el Vaticano continúa siendo criticado porque hay una especie de muro de silencio sobre el tema, y no se ha podido profundizar en ello. La crisis de la iglesia parece que llegará a su fin, y terminará por quebrar su credibilidad. Después de todo esto, el gran defecto de estos representante de dios en la tierra, es que son solamente hombres, y desviados más encima (como que los eligen con pinza, o será que no hay más postulantes que enfermos para cura), ¿no creen?.
A todo esto, también me surgen muchas preguntas acerca del tema, como por qué los padres siguen enviando a sus hijos a reunirse con los curitas, a encerrarse en sus oficinas para hacer confesiones, a conversar con ellos a solas…cuando todavía son menores de edad, además, si no tienen la capacidad de reconocer actos abusivos, entonces, ¿quién les está enseñando en casa, o acaso también le tienen miedo a sus padres?¿por qué?.
Vía:presstv