Este lujoso y tranquilo hotel, se sitúa entre la Grand Palace y la estación central, a pocos pasos de los museos y galerías de arte.
Desde el siglo XIV, este hotel, que en un inicio era una casa, se sitúo en la calle más prestigiosa de Bruselas. Lo increíble en la historia de esta casa, es que ya una vez quedó en ruinas, y fue reconstruida en el siglo XVII, cuando se convirtió en residencia del embajador español, durante los cuales, se hizo protagonista de su arquitectura el roble y el mármol.
En el año 90 este hotel fue completamente restaurado, y hoy es un sitio perfecto para las veladas, seminarios y banquetes más elegantes que se imaginen celebrar.
La mayoría de las habitaciones del hotel, tienen vista a un patio interior, que inspira tranquilidad y serenidad con sus rosas y entornos verdes. La arquitectura es antigua, como pueden apreciar en las fotografías, algo tan antiguo que quizás llegue a ser molesto para algunos como yo, que prefieren las construcciones modernas y de estilo. A pesar de ser un hotel muy fino y elegante, este no es mi tipo, pero no niego que tiene su gracia y menos aún, que es del mejor nivel.
Todas las habitaciones tiene un baño completamente alhajado en mármol, tienen conectividad inalámbrica a internet y servicio a la habitación.
La parte antigua del hotel, consta de amplias habitaciones decoradas de forma individual y equipadas con lo más moderno. Las Suites tienen lujosos salones y chimeneas autenticas. Hay algunas que tienen su propia terraza, para disfrutar de las tardes de sol. Las habitaciones modernas, tienen nombres de pintores belgas.
Este hotel, ha sido recomendado por varias revistas de prestigio en recorridos turísticos. Hay promociones de fin de semana que van desde los USD 150 euros, aunque en un día normal, la habitación más económica tiene un valor de USD 180 euros.
Vía: belgiumtheplaceto